sábado, 6 de agosto de 2011

Horóscopo gay

Aunque no creo que el horóscopo sea capaz de afinar tanto como para decirme qué me va a suceder mañana y creérmelo al pie de la letra, no menos cierto es que sí creo que si la luna incide en las mareas, o en la menstruación de las mujeres, o en el momento del parto de los animales, puede que determinada posición de los planetas en el momento de nuestro nacimiento puedan afectarnos, al menos en lo que a las características generales de cada signo se refieren.

Te presentamos, a continuación, las características predominantes de cada signo del zodíaco intepretadas desde el ser gay, que cada uno vea si se siente identificado con ellas:



ARIES

Al impulsivo e individualista Aries, el primero de los signos, acostumbrado a vivir en clave directa, individualista y de acción, no le resulta especialmente conflictivo asumir, aceptar y expresar su condición homosexual. Para Aries, que rara vez se siente incómodo consigo mismo, lo más importante es sintonizar con su esencia personal y expresarla en consecuencia, guste o no a aquellos con los que se relaciona. Con el escaso tacto que le caracteriza y movido por su incorregible afán escandalizador, Aries suele dar a conocer sus preferencias más íntimas por la vía rápida, sin disimulos y sin darle demasiada importancia a las formas. No necesita hacer una construcción teórica, ni retórica, que justifique lo que para él constituye una obviedad, ni tampoco necesita preparar sus defensas ante un previsible ataque o cuestionamiento porque él ataca más que se defiende, no le preocupa demasiado ser aceptado y, sobre todo, confía en dominar cualquier situación por complicada que resulte. Esto explica que el Aries no salga a través de la puerta del armario, suponiendo que alguna vez hubiera estado en él, sino más bien lo haga destrozándolo a golpes o pegándole fuego a todo el mueble, seguramente con la intención de que el ruido o el humo provocados sean, por una parte, la prueba inequívoca e irrefutable de sus siempre categóricas decisiones y, por otra, para que se anule la posibilidad de volver a instalarse en un refugio conocido. Aries sale del armario de golpe, en cualquier momento y sin hacer demasiadas concesiones a nadie.



TAURO

Al lento y calculador Tauro, un signo fijo y apegado a la tierra, no le resulta fácil o no lo considera del todo necesario explicitar sus intimidades, o sus sentimientos, un ámbito que él siempre cierra y defiende de las miradas ajenas. Su desconfianza natural unida a su necesidad de discreción le invitan a callar y a madurar cualquier tipo de acción que tenga prevista, porque Tauro todo lo que hace lo tiene previsto y revisado de antemano, y madurado desde tiempo inmemorial. A Tauro le cuesta decidirse, es verdad, pero cuando lo hace no da marcha atrás y asume las consecuencias de sus acciones. Fiel a sus convicciones y poco amigo de estridencias, intentará vivir su orientación de forma natural y a adaptarse a la forma de vida que impere en su medio social. El Tauro no es un trasgresor, ni se deja llevar por confianzas puntuales. Desde su perspectiva de practicidad, es de los pocos signos del zodíaco que saben “ver, oír y callar” sin hacerse mala sangre y vivir conforme a su mandato interno.



GEMINIS

Géminis, eterno adolescente instalado en la contradicción, la inestabilidad y la duda, vive la experiencia homosexual según la etapa de vida por la que esté pasando, habida cuenta de que su existencia suele tomar tempranamente la forma de tránsito y de continuo trasiego. El Géminis, que siempre intenta buscar una explicación racional (es un signo mental) a cualquier situación que se le presente, suele experimentar recurrentes crisis de identidad cuando intenta descifrar sus íntimas orientaciones. Lo que para otros signos zodiacales constituye una vivencia categórica, para el Géminis no lo es tanto, pues a su cambiante naturaleza se le suma la influencia que sobre él tienen el medio ambiente y las relaciones personales que va estableciendo que, más que a ningún otro signo, le afectan sobremanera. El Géminis es muy dado a torturarse y a caer en la depresión y el abandono de sí mismo y siente un miedo extraordinario al aislamiento y a ser rechazado por los demás, en tanto que él interpreta la vida en clave de relación y de comunicación. Más que en otro signo, el principio de contradicción toma cuerpo en Géminis (como en las dos imágenes de un espejo) y de una u otra manera sale a la luz.



CANCER

Cáncer, fiel a su naturaleza de agua, es un signo que tiende a amurallarse y a protegerse, incluso de sí mismo, dentro de su pétreo y cómodo caparazón que le permite congelarse en la niñez. Con una sensibilidad a flor de piel que, con frecuencia, le anega todas las esferas de su vida, al Cáncer no le resulta nada fácil nadar contra corriente y, mucho menos, arriesgarse a salir de su cómoda fortaleza interna, de su intenso mundo interior. Por consecuencia, tiende a vivir su condición homosexual de forma silenciosa, contenida y manteniendo en todo momento una actitud defensiva, cerrada y no siempre ni bien digerida, ni bien dirigida. Cáncer tiende a la pasividad, a la subjetividad y a la duda y, como el cangrejo, da un paso hacia delante y dos hacia atrás cuando se dirige hacia una meta. En todo Cáncer habita un niño caprichoso y protestón que se resiste a crecer y que prefiere encerrarse en un mundo de sueños, más que asumir las responsabilidades a las que la cruda realidad obliga. Melancólico, victimista y, en el extremo, fatalista, utiliza como pocos la estrategia del llanto y del patetismo para lograr sus fines. Como es de prever, a Cáncer le cuesta salir del armario porque éste le otorga, por una parte, la privacidad y el grado de seguridad que siempre anhela y, por otra, le permite seguir recreándose en sus particulares paraísos artificiales sin que las miradas ajenas perturben sus veleidades. Si la vida se lo permite, prefiere esperar y usar vías indirectas (escribir, actuar, disfrazarse) antes que dar a conocer su orientación vital.



LEO

Para Leo, un signo de fuego, de evidencias y de estridencias, asumir y expresar abiertamente su naturaleza diferente, rara vez constituye un problema. Acostumbrado a vivir en primera persona y a estar a la altura de sí mismo, el Leo se deja guiar por el corazón y articula su vida según sus propios criterios, calculando muy bien la imagen que pretende proyectar e imponer a los demás. Para Leo, acostumbrado a posar, su imagen global es la que cuenta más allá de lo que el considera pequeños matices, irrelevantes en relación al todo que, obviamente, es él. Por lo común, no suele hacer alarde de sus inclinaciones íntimas, pero tampoco tiene la necesidad de ocultarlas porque, según su perspectiva, la claridad y la aceptación de sí mismo no tienen apenas cuestionamiento. En Leo todo está a la vista, sobre todo lo importante. Fuerte, voluntarioso y determinativo, da la cara cuando conviene y no se oculta ni sale corriendo cuando alguien le intenta descalificar, insultar o agredir. Resulta difícil encontrar a alguien nacido bajo el signo de Leo, el máximo representante de la luz, que haya vivido encerrado en el armario, por muy difíciles que hayan sido las condiciones ambientales en las que se haya desarrollado su existencia. El armario, antítesis del lucimiento y de la autenticidad, no forma parte del arsenal de Leo, un signo que necesita mirarse cada día al espejo y ver en sus ojos el especial brillo que sólo emana cuando uno es auténtico consigo mismo.



VIRGO

Al recatado, racional y variable Virgo no le resulta nada fácil descifrarse a sí mismo y, por lo común, tiende a dudar sobre sus inclinaciones más profundas y no sólo en la etapa adolescente, que no dejaría de ser un hecho bastante común, sino que estas dudas vitales y esenciales suele mantenerlas de forma intermitente a lo largo de su vida. Regido por el dual y maleable Mercurio, el Virgo suele ser presa de sus propias contradiciones y de una cierta incomodidad vital que le dificulta, no sólo expresarse tal como es, sino algo mucho más peligroso, y a la larga, conflictivo: Le induce a reprimirse para no perder el control de su vida. Virgo, que hace del método y la sobriedad un arte, prefiere jugar un papel de ambigüedad y llevar una doble vida que salve las apariencias, que expresar a las claras su sentir y tener que afrontar un previsible cuestionamiento. Dificilmente Virgo sale del armario porque éste representa un límite cotidiano que él controla, una de sus fijaciones; no obstante, si se siente impelido a dar el paso, no lo hará de golpe ni dando un portazo. Al igual que tampoco le gusta meterse en el agua de tirón, sino progresivamente, de igual forma, calculará su pudorosa salida y, sobre todo, se dejará abierta una puerta de emergencia por si tiene que volver marcha atrás en caso de que la climatología ambiental no le acompañe.



LIBRA

El mesurador e indeciso Libra suele vivir su condición homosexual en la frontera entre la culpabiblidad y la aceptación propias. Su extremada sensibilidad, unida a la incorregible tendencia a evitar riegos y posturas radicales, le inducen a tomar el camino del disimulo y la contemporización como consignas vitales preferentes. Libra és hábil negociador y se otorga tiempo para descifrase a sí mismo y para tomar las riendas de su vida, y mientras eso sucede, prefiere adoptar formas neutrales, y con frecuencia artificiosas, que le eviten enfrentamientos propios y ajenos. El Libra siempre está muy pendiente de la opinión que genera en los demás, sirviéndole ésta para reconciliarse consigo mismo, o contrariamente, para abatirse sin remedio. Más que otro signo, vive por reflejo de otros y a través de las comparaciones que establece con los demás, se forma criterios propios. Necesita modelos y figuras con los que identificarse y le resulta fácil recurrir a la ayuda ajena (asesor, terapeuta, psicólogo...) cuando no es capaz por sí mismo de dar respuesta a sus inquietudes. El Libra es experto en dejar para mañana lo que puede hacer hoy y extremadamente hábil para tirar pelotas fuera cuando quiere evitar, evitarse o desmarcarse en algún sentido de cualquier cosa o situación que le incomoda. Seguramente el mejor momento para salir del armario, Libra lo encuentra cuando se siente enamorado, porque el amor incrementa su autoestima y le da el arrojo necesario para enfrentarse a sus dudas y para mantener sus decisiones. Sí, para su desgracia , el amor no inunda su vida o se retrasa más de lo previsto, permanecerá instalado en su armario, con la puerta entreabierta y con un pie dentro y otro fuera, esperando que alguien tire de él y le rescate no ya del armario, sinó de sí mismo.



ESCORPIO

El secretista y escrutador Escorpio , uno de los ignos más contradictorios del zodíaco, es más amante de moverse en las sombras que a cielo descubierto y prefiere mantener su orientación sexual a resguardo de miradas indiscretas más que extenderse en explicaciones. Acostumbrado a convivir con sus propios demonios y entrenado para aguantar cualquier tipo de presión, el Escorpio es un tipo fuerte, que se entrena constantemente en el silencio y acostumbra a blindar sus intimidades. No obstante, su naturaleza de agua, por muy estancada y controlada que se encuentre, necesita del alimento emocional y, tarde o temprano, el líquido elemento termina por desbordar sus calculados diques. Llegado a ese punto, Escorpio puede abrir su interior a alguien que le inspire confianza, aunque, ciertamente, son pocos que pueden ganársela. Escorpio oculta más cuando habla que cuando calla, que ya es decir, y siempre intentará hacer lo contrario de lo que se espera de él, aunque sólo sea para provocar, una de sus aficiones preferidas. Frecuentemente, el Escorpio sale del armario para desafiarse a sí mismo y, de paso, para echarle un pulso a los demás y observar sus reacciones. Escorpio siempre anhela ejercer el control de su vida, ama el riesgo y disfruta inquietando a otros y como no le asusta ser rechazado, cuando decide dar a conocer su orientación vital es porque lo tiene muy claro y lo hace a su manera, sin dejarse llevar por opiniones ajenas. Escorpio, más que salir del armario, prefiere mantenerse immóvil en los bajos fondos, dejando la puerta entornada como signo de invitación a todo aquel que disponga de más valor que curiosidad y no tenga miedo a adentrarse en sus abismales profundidades.


SAGITARIO

Sagitario, el último de los signos de fuego, se distingue por su naturaleza temperamental, variable, estridente y poco amante de los límites. La necesidad de expansionarse, de descubrir nuevos horizontes y de cabalgar constantemente en pos de cualquier quimera hacen de este signo uno de los más rebeldes, aventureros y inestables del zodíaco. Con frecuencia, aquejado del síndrome viajero, al Sagitario le gusta cabalgar sin reposo para conocer mundo, gente y otras culturas. El Sagitario puede tener dudas provisionales sobre su orientación sexual , y su derecho tiene que por algo es un signo mutable; sin embargo, su natural inconformismo, unido a su sed de movimiento, de libertad y de inmortalidad , dificilmente pueden ser contenidos en ningún armario, ocultados o enmascarados. Por lo común, Sagitario, se decanta por la visibilidad y por la extravagancia más que por cualquier otra opción, porque, en su afán de no perderse nada, apuesta por todo y, ya puestos, por el exceso. En definitiva, el Sagitario establece su orientación sobre la fuerza de sus convicciones y el poderío de sus músculos y aspira a encarnar al generoso héroe salvador y protector de los débiles. Desde su visión elevada y exenta de límites, Sagitario aspira a cambiar el mundo, no con teorías como Acuario, sinó desde la acción y la transgresión y no duda en implicar a los demás y a la sociedad misma en su particular cruzada.


CAPRICORNIO

Al reservado, solitario y concentrado Capricornio no le resulta excesivamente complicado entender y dar forma concreta sus orientacions vitales, sobre todo porque se trata de un signo reflexivo que tiende a sondearse con frecuencia y a conocerse a fondo. Acostumbrado a dialogar más consigo mismo que con voces ajenas, el paciente Capricornio chequea su orientación, la somete a la prueba del tiempo y evalúa los resultados con la paciencia que le caracteriza. Es difíil hallar en Capricornio salidas de tono, precipitaciones o juicios improvisados porque para sus entendederas todo requiere de un proceso de elaboración minuciosa. Escasamente influeciable, el Capricornio se centra en sí mismo y hace del autoconocimiento y del silencio sus mejores armas para afrontar cualquier eventualidad. Por lo general, es un signo que vive más a la defensiva que atacando, y consecuentemente, se toma su tiempo antes de hacer cualquier tipo de pronunciamento susceptible de afectar a su vida en general y a su intimidad en particular, un dominio que prefiere mantener cerrado a las miradas ajenas para evitar dar pie a especulaciones. Prudente y responsable hasta extremos que por su rigidez, casi escapan a la virtud, Capricornio prefiere más disfrutar del anonimato y mantenerse en el armario, que asumir el riesgo de ser demasiado explícito. No obstante, como se trata de un signo troquelado con la energía cardinal, posee el suficiente impulso para abandonar su refugio cuando se siente preparado para hacerlo o cuando aquél ya está siendo devorado por la carcoma. Capricornio necesita certezas y, sin duda, la más incuestionable para él es haber logrado un estatus profesional, o al menos, disponer de independencia económica. Llegado a este punto, su angustia vital se reduce y sus conocidos miedos suelen disiparse como por ensalmo. Capricornio sale del armario cuando siente que ha triunfado en la vida y son sus hechos los que hablan por él. En caso contrario prefiere callar y esperar a que llegue su momento y si éste no llega, pensará en como decorar su particular encierro para hacerlo más llevadero.



ACUARIO

La naturaleza aérea de Acuario otorga a este sgino su talante razonador, teorizador, comunicativo y algo inestable, aunque en menor medida que el resto de signos de aire al tratarse de un signo fijo, cualidad que, por otra parte, le acredita como obstinado, rebelde y muy difícil de cambiar de rumbo cuando ha elegido unas coordenadas vitales determinadas. Esto explica que le resulte fácil reconocer su orientación homosexual, exteriorizarla sin rubor y, sin demasiados preámbulos, tomarla como consigna de vida diferenciativa. A Acuario le gusta sentirse original, provocador y fuera de toda norma y, sin duda, sentirse diferente no suele repercutirle de forma negativa. Acuario podrá ser más o menos explícito, pero es extraño que opte por vivir encerrado o que renuncie a compartir su experiencia vital con los demás. Es más , agruparse para él es más que una necesidad y constituye el paso previo para embarcarse en una militancia activa y altruista orientada hacia lo que él interpreta como un bien común. Acuario vive al borde de lo utópico, aferrado a sus ideas revolucionarias que, con frecuencia, le llegan a hacer perder el contacto con la realidad, extraviándole por los retorcidos senderos de las dudas existenciales que, al margen de su orientación sexual, le asaltan a modo de crisis de identidad. A Acuario no le asusta ejercer el papel de provocador profesional y convertirse en el blanco de los dardos de la crítica, nunca se sabe si por rebeldía natural o, simplemente, porque no lo puede evitar.



PISCIS

Para el pasivo y contradictorio Piscis, acostumbrado a habitar más en la soledad y en la indefinición existencial que en el reino de la concreción, dar forma a su orientación vital no le resulta tarea nada fácil, del mismo modo que también ofrece resistencias a cualquier trabajo que implique al yo y le obligue a decidir, a definir y a delimitar, sus eternos campos de batalla. Curiosamente, al intuitivo Piscis, le resulta fácil captar las grandes, remotas y externas verdades, pero naufraga, con frecuencia, cuando se debe acometer y descifrar sus propias profundidades, sus íntimos deseos y todo aquello que le implique en primera persona. A Piscis le resulta más incentivador lo remoto que lo próximo y lo colectivo frente a lo personal y utiliza este argumento como recurso para prosponer todo aquello que no le interesa afrontar, sobre todo por miedo a decepcionar a los suyos, especialmente a su familia y porque la autoestima en este signo se hallada debilitada en grado extremo. El Piscis suele vivir su condición homosexual de forma victimista y estigmatizadora y requiere de un gran trabajo personal para desproveerla de complejos de culpa. El recurso del amario, aún tratándose de un signo de agua, no le gusta demasiado, pues a su condición mutable no le sientan bien los límites definidos de ningún tipo. Para Piscis es importante sentirse vinculado al grupo y cuando experimenta esa sensación se siente fuerte para afrontar cualquier reto; aunque, a veces, esta fusión con el colectivo no es más que un espejismo, uno más, con el que adreza su escapista existencia, que más que necesitada de integración, anhela, aunque no lo exprese de forma nítida, poder amar, incluso más que ser amado.

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